miércoles, 1 de mayo de 2013

[UtaPri] ~ Meteosensible (Natsuki x Syo)

Advertencias: ...Ninguna si habéis visto el anime, después de todo Natsuki es demasiado cariñoso con Syo, y eso cada cual lo puede interpretar como le venga en gana.

¡Oh! Diría algo acera de que es muy OOC, pero ya sabéis que no es nada nuevo en mis escritos.



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Lo primero que hace el chico de ojos celestes cuando el despertador comienza a sonar es maldecir.

No es ninguna novedad porque, siendo sinceros, Syo se pasa el setenta y cinco por ciento del tiempo maldiciendo: el porcentaje restante lo gasta en satisfacer sus necesidades físicas como comer o dormir, compartido con el tiempo que le dedica a la música.

Sus mañanas están envueltas entre las cálidas sábanas impregnadas en su propio calor corporal, que no tiene ganas de abandonar, y la rutina de cubrir el par de ojos esmeralda que guarda su compañero de habitación bajo los párpados con sus habituales gafas antes de que el mayor decida despertar.

A veces puede notar el suave aroma de lo que promete ser un delicioso desayuno en el comedor inundando el cuarto que les fue asignado al llegar a la Academia, y eso le da fuerzas para apoyar la planta de los pies sobre el helado suelo para recorrer la escasa distancia que separa ambas camas. 

Pero, en ocasiones, no es olor a pan tostado lo que llega a su nariz, sino el de tierra mojada.

En esas mañanas, el violinista da por finalizada su tarea de domar al monstruo mucho antes de lo habitual porque no se pierde observando el rostro dormido de Natsuki, y avanza entre decididas zancadas hacia la ventana para descorrer las cortinas: es entonces cuando lo reciben cientos de pequeñas gotas de agua chocando suavemente contra el cristal, y su ceño se curva de manera imposible para el resto del día.

El rubio siempre se pregunta qué es lo que debe hacer entonces en esas situaciones, si volver a hundirse en el cálido refugio que le ofrece el colchón de su cama o maldecir porque el cielo ha amanecido encapotado: se decanta por la segunda opción - ya que tiene clases - a la par que lanza la camiseta de su pijama sobre un somnoliento Shinomiya que a duras penas menciona el nombre del menor mientras se remueve en su cama.

- Buenos días, Syo-chan - logra murmurar, y este le responde con un gruñido.

A Natsuki no le importa porque ya está más que acostumbrado al malhumor matutino de este cuando llueve, le halaga con eres muy responsable, Syo-chan, ¡te has levantado tan temprano como siempre! y continúa con una interminable verborrea acerca de temas que no tienen ninguna importancia para el más bajo (el cual se está atando los cordones de sus zapatos tratando de hacer oídos sordos).

- ¡...Y por eso creo que Syo-chan tiene T.A.E! - menciona, capturando su atención a la par que alza un dedo.
- ¿¡Qué diablos es eso...!?

Realmente en ningún momento su intención es preguntar, pero sabe que el otro rubio va a decir algo - una frase, un comentario, lo que sea... - lo suficientemente estúpido como para hacerle saltar, entonces el puñetazo que va a intentar pegarle le va a saber mucho mejor después de escuchar su respuesta.

- Transtorno Afectivo Estacional, ¡no hagas como si no me hubieras escuchado! - dice riendo, pero ambos saben que el menor no ha escuchado nada - te afecta mucho cómo cambia el clima, ¡y eso es tan mono!

Syo quiere responderle que, el hecho de que una vez - ¡una sola vez! - intentara arrancar las cortinas debido a la frustración que sentía por los tres días de lluvia seguidos no tiene nada que ver con estar trastornado a causa de los cambios meteorológicos, pero el mayor se ha lanzado sobre él para estrecharlo con una enorme sonrisa llena de ternura, dándole un beso sobre la mejilla que enciende su rostro como una manzana.

Luego lo empuja con fuerza para apartarlo, mientras el chico de gafas se echa a reír volviendo a apegarlo más fuerte contra su pecho y no deja de sonreír: aunque el otro esté pataleando para tratar de zafarse de su agarre mientras el de ojos verdes camina hasta la puerta, llevándolo casi a rastras en ese estrujón más propio de un oso que de una persona.

(¡Tiene fuerza, joder! ¡Mucha! Sólo que Satsuki la deja salir como un torrente de violencia y él prefiere dedicarla exclusivamente a ahogarlo entre mimos.)

Y no sabe por qué, pero la sonrisa del otro violinista se le contagia inevitablemente.

- ¡Syo-chan ha sonreído para mi!
- ¡Oh, Dios! ¡Cállate de una vez, Natsuki!
- ¡Soy tan, tan feliz!

...Quizás sí que sea un trastornado, después de todo, porque no es muy normal que las sonrisas de una persona puedan llegar a recordarle al sol que tanto echa de menos.


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¡Muchas felicidades, aunque sean infinitamente atrasadas, Mashi!

En su momento te regalé un dibujo con nuestros dos pequeños retrasados mentales, pero la verdad es que no lo consideraba suficiente... Tampoco es que sea una magnífica escritora, y este fic no es nada del otro mundo, pero al menos me siento mucho mejor conmigo misma porque dos regalos derp forman un obsequio más o menos en condiciones, ¡yay! (?)

Me hubiera gustado - y sé que te hubiera hecho muchísima ilusión - el hecho de que te escribiera algo de Sphintus con Titus, pero la verdad es que no me parecía adecuado regalar un fic lleno de angst para un cumpleaños: ¡se supone que es una situación para celebrar, no para echarte a llorar! Y con ellos, lo único que se me ocurre tiene que ver con escritorios llenos de clínex mientras maldices a la autora por darles una historia de amor tan llena de sufrimiento.

En fin, espero que no me odies demasiado por este sin sentido que acabo de escribirte... Tienes derecho a pegarme la próxima vez que nos veamos por hacer OOC o regalarte algo que no te gusta del todo, pero... ¡Ahí queda! Porque soy inevitablemente... Derp.

Wapa tú. (?)

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