lunes, 6 de mayo de 2013

[UTA NO☆PRINCE-SAMA♪ MAJI LOVE 2000%] - Capítulo cinco: Smile Magic

¡Ah, me siento un poco culpable por el retraso que llevo con UtaPri! No es que haya una diferencia demasiado acusada entre los episodios que me quedan por comentar y los que están en el aire, ya que mi retraso no ha pasado de los dos capítulos en stock, pero me gustaría llevar un poco más al día los review que hago porque son bastante entretenidos de hacer aunque a veces me tomen entre tres y cuatro horas de trabajo.

Parece que no, pero la verdad es que son laboriosos de hacer.

Además, si alguno de vosotros sigue el anime más allá de los resúmenes que hace una servidora para este blog, creo que os habréis percatado de que cada vez se superan mucho más en ridiculez: comprendo que la trama de este anime no sea de lo más enrevesada, ya que son un grupo de chicos que luchan por escapar de las garras de convertirse en idols mientras los ayuda la carcelera Ojitos de Melón, una joven compositora de la cual todos están enamorados en teoría.


El giro argumental más inesperado que podría dar este anime sería que todos se volvieran heteros.

Pero hasta hace poco la única función que cumplían los episodios de UtaPri eran entretenerme, y digo única función porque repentinamente también tienen la cualidad de hacerme sentir vergüenza ajena: ¿por qué el opening tiene que ser tan... Tan... Tan? No encuentro palabras para definir al grupo de personas que sobrevuelan los aires completamente desnudos, o la figura de Haruka cómo su madre la trajo al mundo perfilando en la Luna.

Lo peor de todo es que tanto la voz como la melodía me sigue alucinando completamente, así que cuando pongo el capítulo simplemente cierro los ojos hasta que toda esa parafernalia de gente con brillantina acabe.

Estoy pensando en tomar alguna serie más - que ya esté finalizada, claro, porque como tenga que llevarla al día como esta... Estrés - para hacer exactamente lo mismo que hago con este anime y lo mismo que estaba haciendo con Magi: en un principio pensé en Kuroko no Basket, que me la he visto como siete u ocho veces de cabo a rabo... Pero, la verdad, no sería tan divertido como meterme en otros géneros que sí me hacen sacar paridas más grandes. De por sí, KnB es bastante cómica, y prefiero centrarme en esperar la segunda temporada mientras me doy cabezazos contra la pared esperando los raw cada miércoles.

Tiene toda la pinta de que voy a declinarme por el título de Starry☆Sky, un anime que me duró los cinco primeros minutos hasta que me aburrí de verlo: así me obligo a mi misma a finalizar algo que comencé y, de paso, ¿quién sabe? A lo mejor os hago reír y todo.


★  ★  ★  ★  ★  ★  ★ ☆ 


Otoya es quién hace la apertura de este capítulo con una canción que parece estar practicando, a la misma vez que va tocando la guitarra: en su interpretación, el chico de ojos rojos es ajeno a los dos rubios que están observándolo desde la puerta. Syo comenta que se ha vuelto mejor mientras el resto de componentes de ST☆RISH se les une para espiar al pelirrojo.


Según las palabras del chico de ojos verdes, el aura de Otoya empieza a atraer a mucha gente y - poco a poco - se vuelve más resplandeciente de lo que ya era: como el guitarrista desaparece en ocasiones, Syo comenta que quizás lo que esté haciendo sea un entrenamiento de voz y todos están de acuerdo en que deben de mantener el ritmo para no quedarse atrás.

Una vez Ittoki da por finalizada su canción con unos acordes con la guitarra - ante la estupefacción de todos por la evidente mejora -, el chico parece percatarse de la presencia de sus compañeros de grupo. Cuando parece que va a preguntar por qué están escuchando a escondidas su ensayo, Tokiya llama la atención de su compañero de habitación porque va a llegar tarde a la grabación que tenía programada.

Olvidándose por completo de lo que tenía que decir, el pelirrojo suelta un grito y se apresura a marcharse para no llegar tarde al trabajo que le han asignado; así que después de un cambio de escena dónde vemos la fachada de los estudios a dónde ha tenido que acudir Otoya, pasamos al interior... Dónde también se encuentran Camus y Cecil.


Aunque el chico de ojos verdes no esté precisamente ilusionado por tener que participar en un programa de televisión, son órdenes de Saotome y tiene que seguirlas al pie de la letra a pesar de que ni el mismo rubio esté de acuerdo en poner a un aficionado en antena. De todos modos, Otoya está más que dispuesto a participar con el castaño y muestra su animada sonrisa de siempre - diciendo que tienen que hacerlo explotar, ¿podría considerarse terrorismo? - para dar buena cuenta de que todo va a salir bien.

El pelirrojo le aconseja que lo único que tiene que hacer dentro del escenario es exactamente lo mismo que hizo durante el juego de las cartas en el que participaron todos en el segundo episodio: divertirse. Y, a pesar de que se muestra extrañado por el consejo tan raro que le ha dado el guitarrista, no hace ninguna pregunta (tampoco aclara que, en teoría, había participado en aquello para probar su amor por Ojitos de Melón).

Ambos son recibidos entre calurosos aplausos de un público que es mayoritariamente femenino - creo que el programa se tiene que llamar dos ukes haciendo el tonto o algo por el estilo - y se presentan frente a las fujoshis histéricas tranquilas miembros de la audiencia de este palo:

A Otoya parece que ha escogido su atuendo con la ayuda de Shining.
Cecil es Doraemon malformado... Y por norma general, Doraemon no es muy estilizado.


Una vez se han presentado ambos como miembro de ST☆RISH y persona que ha venido de Agnapolis, respectivamente, la voz de esa persona que actúa como narrador de este tipo de programas les interrumpe para pedirle a Aijima que haga algunas imitaciones para el público: por supuesto, esto provoca que el joven de ojos rojos entre en pánico, porque su compañero de cabello castaño es extranjero y no tiene todavía mucha idea de Japón.

Pero el chico de ojos verdes continúa sonriendo de forma confiada, e ignorando la ayuda que le ofrece Otoya - diciéndole que imite animales, ya ves tú... - acaba por ponerse unas gafas de sol para...


¡No, Cecil!
Definitivamente... NO.

Pero por más que una servidora clame a los cuatro vientos que por favor no haga lo que tiene pensado hacer, el castaño hace alguna que otra pose bastante sugerente embutido en ese traje de gato mientras continúa imitando al presidente de la agencia Shining.

Imagino que decir que el público lo ha reconocido a la primera es una obviedad, ¿cierto? Espero por el bien de todos que no haya más hombres de avanzada edad con semejante enajenación mental porque ya era lo que me faltaba, vamos...

Cecil - arrastrando las palabras de la misma manera que Saotome - le pide al chico de cabello rojo que trabaje duro, a lo que este contesta con una sonrisa nerviosa que va a hacerlo: rápidamente, Otoya trata de meterse dentro de la actuación mientras le pregunta qué es lo que debe hacer para convertirse en alguien tan grande como él. Interpretándolo de otro modo, el castaño responde que a su edad ya no va a crecer más y esto saca de quicio al guitarrista, haciendo que la audiencia no pueda dejar de reír.
Por supuesto, el chico de ojos verdes queda de lo más confundido ante la actitud que han tenido ese grupo de chicas con su interpretación pero ambos continúan divirtiendo al público hasta el final, que ya salen por uno de los pasillos para reunirse con Camus.

Otoya es el primero en felicitar al príncipe por lo bien que lo ha hecho durante la actuación, ya que nunca antes había estado en una grabación tan divertida: el castaño sigue un poco perdido después de todo, ya que no entiende qué ha sido tan estupendo de lo que ha hecho, pero el de la chaqueta amarilla se tira a sus hombros para insistir en sus palabras.

Observad la mirada de senpai orgulloso... Y celoso de Oto.

El rubio ataja diciendo que sus instrucciones han sido necesarias para que el chico tuviera éxito, lo que provoca una mirada extrañada por parte de Otoya que se ve interrumpida por uno de los miembros del equipo, que le pide a Cecil que lo acompañe ya que el director quiere verle: Camus le dice que vayan, pero este antes de marcharse se acerca al pelirrojo para hacer una pequeña reverencia dándole las gracias por el buen trabajo hecho y el guitarrista, nervioso, responde con una igual.

Después, el chico de tez morena se marcha por el pasillo canturreando alegremente, haciendo que el otro chico acabe por sonreír divertido pensando en lo raro que es su amigo.

De nuevo la escena cambia hacia la situación en la que se encuentra Ojitos de Melón, quién camina por la calle a la par que va leyendo una revista dónde podemos ver a QuartetNight posando rodeados de rosas rojas con espinas - ¿a quienes me recordarán, plz? - en un fondo que parece el tablero de un ajedrez, además de a Masato y a Syo en la portada, ya que ambos tienen un artículo en la susodicha que habla acerca de la obra de teatro en la que el pianista ha participado y el rubio tiene espacio gracias al especial de dos horas de Príncipe de la Lucha.

Dispuesta a mostrarles su hallazgo cuando llegue a casa, la chica mira a su alrededor para descubrir que no sabe dónde se encuentra - para variar, Dios mío, ¡¿cuántas putas veces se ha perdido la muchacha en lo que va de serie?! - y acaba por entrar en pánico hasta que escucha a un pequeño niño llamar a la persona que va con él Oto-nii, y la voz de cierto pelirrojo disculpándose por no darse toda la prisa que ellos querrían. 

El monstruo ha encontrado más niños...

Por supuesto, la chica de cabello corto no tarda en acercarse a una distancia prudencial de su presa para que no se percaten de que ella está allí... Asomándose disimuladamente por una de las esquinas del lugar en el que está el pelirrojo, consiguiendo que uno de los niños pequeños que va en compañía de una señora empiece a señalarla llamándola persona sospechosa porque, obviamente, su actitud no es normal.

¡Es decir, tía petarda! Puedo comprender que quieras acercarte a dónde está Ittoki porque después de todo sois conocidos, pero no pienso pasar por el hecho de que seas tan imbécil como para esconderte mientras miras niños y pensar que eso no va a resultar en absoluto raro... En serio, el retraso mental de este personaje está empezando a crisparme como nunca antes, aunque al igual que esta serie se supera en absurdez, Ojitos de Melón se supera en gilipollez.

Al parecer la buena mujer no era más que la directora del orfanato en el que se había criado el chico de ojos rojos, que no quiere que nadie sepa que su madre murió cuando era pequeño y que no conoce a su padre para que no sientan lástima de él ni cambien su manera de ser, y una vez acepta las disculpas de Ojitos de Melón, comenta que ha oído un montón de comentarios acerca de ella por parte de Otoya... ¿Cómo no hablar de una mujer que no tiene pupilas pero, a pesar de ello, continúa viendo perfectamente?

El guitarrista no tarda en ponerse tan ruborizado como su mismo pelo pero para no continuar avergonzándose por los comentarios de la directora cambia de tema, preguntándole qué hace ahí.

Obviamente, la muy imbécil estaba perdida. COMO SIEMPRE.

A pesar de que hace mucho tiempo que ya no vive en el orfanato dónde se crió, el chico continúa yendo porque siente que es su verdadero hogar y ayuda en lo que puede porque es muy feliz, por eso su historia no es en absoluto triste... Como predeciría cualquiera que conozca lo suficiente la profundidad del personaje de Ojitos de Melón, esta ni se inmuta ante la actitud del chiquillo.

Al parecer, los chicos del orfanato van a abrir un bazar como parecen celebrar todos los años: Otoya la invita con una bonita sonrisa, alegando que en esa ocasión quieren intentar algo diferente por el bien de la diversidad.


¡Una casa del terror!  Sinceramente, mi querido Ittoki, te has librado de llevarte un buen golpe porque eres una de mis debilidades más notorias dentro de este anime... Pero me gustaría hacerte saber que lo de la casa del terror es uno de los clichés más grandes que puedan existir para un anime de cualquier tipo.

La casa no son más que un montón de pasillos hechos de cartón pegado con cinta aislante, e incluso los objetos que han confeccionado los pequeños para asustar a las personas que vayan a ir al bazar no son de lo más elaborados, pero el chico sonríe divertido a pesar de ello y apoya a los pequeños con todo su corazón, quienes parecen disfrutar muchísimo de la compañía del agradable pelirrojo.

Una de las niñas le pregunta a Haruka que si ella es la novia de Otoya, cumpliendo otro de los usuales tópicos que suelen seguirse en muchos animes, y el resto de niños estalla entre gritos para molestar al mayor mientras mueven sus manos a la par que le felicitan por haber conseguido pareja.

(Cuando crezcas, pequeña niña desconocida, descubrirás que tu querido Otoya encontró los placeres en un cuerpo masculino... Y entenderás tantas cosas que un nuevo mundo se abrirá ante ti: bienvenida, fujoshi (?))

Después de que el chico se ponga completamente rojo e incluso grite unas cuantas veces al resto de niños, acaba por disculparse con Ojitos de Melón, que se queda observando a los pequeños que parecen tan llenos de energía que ella quiere robar y el guitarrista comenta como también buscaba muchos problemas a causa de sus travesuras a la directora.

El grupo de pequeños interrumpe la charla que ambos sostenían, pidiéndole ayuda al mayor, y este se disculpa con Ojitos de Melón porque no podrá acompañarla hasta casa: ella no tiene nada mejor que hacer con su vida y además, son presas deliciosas es una chica muy buena, por lo que decide quedarse con ellos para echar una mano en un acto de bondad.

Este es mi círculo de invocación...

Una vez que la Dama del Averno le enseña a los pequeños niños como dibujar el círculo que la traerá desde lo más profundo de los infiernos, tanto lacayo como señora vuelven a la mansión bajo la que todos conviven en el Master Course: ¡y de nuevo la gilipollas hace algo con lo que no estoy en absoluto de acuerdo! Contarle a los compañeros del chico de ojos rojos la situación en la que este se encuentra, a pesar de que ha pedido que no lo haga.

Es normal que Otoya no quisiera hablar con sus compañeros acerca de su situación familiar porque, a pesar de que él dice que no tuvo una infancia triste y no tenemos motivos para no creer en su palabra, la verdad es que lo normal es que las personas se apiaden de él o sean más considerados de lo habitual solo porque su situación haya sido un poco diferente al resto, incluso si Ren dice que no van a cambiar su actitud con el pelirrojo, esto no hace que la chica tenga el derecho de airear la intimidad de una persona que ha confiado en ella para contarle algo de su pasado que considera tan importante.

Puta zorra. ¡No hay cosa que odie más en este mundo que el hecho de que alguien traicione la confianza de una persona que, no solo se supone que es su maldito cantante sino que también es su amigo! No quiero ver como la compositora va a conseguir manejar a la prensa el día en el que salgan del armario sus cantantes, de verdad.

No estaban preparados para decirlo, pero yo lo hago, ¡guardad el secreto porque soy mona! ~

Seguro.

Completamente ajeno a que el resto del grupo es consciente de su pasado gracias a la bocazas de Ojitos de Melón, el chico de cabello rojo carga una caja llena de objetos que no parecen tener ningún valor hasta que localiza a Tokiya saliendo de una habitación: alzando una mano, el más bajo corre hasta lograr reencontrarse con su compañero de cuarto y aprovecha para invitarlo al bazar que van a hacer los pequeños.


Este le dedica una mirada extrañada al folleto de clara procedencia infantil para después alegar que debe de ser agradable cuando no tienes nada de lo que preocuparte, ganándose un gesto extrañado por parte de Otoya. Pero a pesar de las palabras tan ásperas que ha usado para hablarle a Otoya o de su excusa acerca de que tiene trabajo precisamente ese día, el chico de cabello oscuro guarda el folio dentro de una de sus carpetas.


Dicho esto, le pide que haga su mejor esfuerzo y acaba por marcharse.


¡Entonces empieza el espectáculo con la casa Embrujada que los niños han diseñado para el bazar!

Uno de los pqueños empuja a la compositora contra el guitarrista, mientras el resto del chiquillos los jalea para que entren a la casa del terror que han preparado, ya que son ideales para parejas. Ese comentario provoca que Otoya se sonroje de nuevo, a la par que trata de explicar que su pareja ha rechazado estar ahí por trabajo no son pareja, pero los pequeños reclaman que tienen que entrar y el pelirrojo resuelve la situación de manera infantil, diciendo que el siguiente en entrar será el chico que los ha obligado a ir.

Por supuesto, y a pesar de que sus ojos sin vida dan mucho más miedo que cualquier cosa que pueda estar en el interior de esa casa embrujada que han hecho los pequeños, a la chica le rodea un aura oscura porque está aterrada.

Finalmente, acaba por entrar... Y, ¿para qué molestarme en comentar lo que sucede cuando está más que claro? A pesar de que la decoración sea de lo más pobre, la chica no deja de asustarse por cualquier cosa hasta que Otoya le ofrece su mano para que no esté tan aterrada por lo que pasa a su alrededor... Sin sonrojarse si quiera por estar tomada de la mano de un chico tan atractivo como lo es el guitarrista, toma aire mientras comienza a andar mucho más calmada.

(A diferencia del pelirrojo, quién está muriendo por los nervios)

Aunque les lleva un largo recorrido durante el cual la de cabello corto no deja de pegar gritos como una verdadera histérica por ridiculeces, ambos acaban encontrando la salida: una habitación muy bonita que los niños han decorado con detalles de lo más agradables y que parece brillar por sí misma.


Como esto sí es mucho mucho más cute que lo que ha visto anteriormente, se echa a reír porque de verdad que estaría feliz de volver a una casa embrujada tan divertida una y otra vez... ¿Sentido? ¡Se ha pasado toda la bendita casa del terror agarrada a la mano del guitarrista sin dejar de dar gritos absurdos, que no tenían razón alguna de ser!

Pero es bastante más rápida en comparación a mi, y antes de que pueda continuar poniéndole pegas a lo petarda que puede resultar las veinticuatro horas del día, encuentra un papel dónde los niños del orfanato le dan las gracias a ambos - ¿¡a ella por qué!? - y que provoca que el pelirrojo se enternezca.

Realmente son tu familia, Ittoki-kun, le dice ella.
Realmente eres retrasada mental, le digo yo.

Es entonces cuando continúa diciendo que el más alto es una persona llena de bondad y calidez, recordando todos esos momentos en los que él la ha ayudado, y finalmente acaba por decir que le entiende mejor que antes... Algo que la hace bastante feliz, y que anima a Otoya a tratar de declararse a Ojitos de Melón, todo producto de la frustración que le ha producido el sentirse rechazado por el cantante.


Por suerte para el chico de ojos rojos, un muñeco bastante aterrador cae entre ambos y consigue asustarlos, impidiendo de este modo que el pelirrojo cometa uno de los peores errores de su vida por una pequeña rencilla con el verdadero rey de su corazón.

El artífice de semejante invento no es otro que el príncipe de Agnapolis - el cual, se jacta ante los niños de su hazaña para que nadie se cuelgue la medalla antes que él - y, más que enfado en el otro chico, lo que provoca es sorpresa porque ha acudido.

Pero, aunque los deseos de Cecil están llenos de bondad, al día siguiente el bazar se encuentra desierto.

Esto se debe a que han abierto un mercado de pulgas - ¿qué...? Con lo que tienen que picar - cerca de la estación ese mismo día, así que los pequeños no tardan en perder la esperanza porque seguramente nadie va a ir a comprar lo que ellos han preparado en los pequeños puestos.

Por supuesto, el pelirrojo no está dispuesto a dejar que sus pequeños hermanos y hermanas se pongan tristes por algo como eso, y comienza a entonar la canción que Ojitos de Melón había compuesto para él: los chiquitines no tardan en apoyarle mientras gritan go, go, Oto-nii! y yo casi me muero de amor porque la escena es de lo más adorable (a pesar de que los peguen sin venir a cuento y Otoya se ruborice).

Como suele ser usual en los capítulos de este anime, a pesar de que Ojtos de Melón no ha hecho absolutamente nada por ayudar al chico de ojos rojos, este acaba por agradecerle que le haya comprendido tan bien, y me gustaría poder decirte que ha sido así...

¡Si no fuera porque la perra ha ido contando a tus espaldas que eres huérfano, preciosidad mía!


Ausonia fina y segura...
(Anuncio de compresas español xD)

Y su canción - con suaves lalala, obviamente cantados por los niños que le están haciendo coro - es finalmente vitoreada por un improvisado público que ha sido atraído gracias a la fuerza de su voz; es entonces cuando todos sonríen encantados porque finalmente tienen clientes y los pequeños son ayudados por Cecil a la hora de recibirlos.

¡Bienvenidos, ST☆RISH versión oso!

Aprovechando la situación en la que se encuentran, Tokiya le pide a su compañero de habitación que no vuelva a actuar como si fueran desconocidos y este acaba por pedirle disculpas acerca de lo sucedido... Para dar a entender que no pasa absolutamente nada entre ambos, y que todo está arreglado, le pregunta algo más importante: ¿cuándo puede quitarse ese traje de oso? Pero los pequeños - y Natsuki, Dios xDDDD - parecen estar disfrutando tanto que la verdad es que, tal y como dice Masato, pueden aguantar lo que haga falta por los más pequeños.

Encontrándonos con el director en un repentino cambio de escena, dice que escuchó las noticias y que ha sido un día bastante feliz: el hombre cambia de tema, volviendo a pedirle las canciones que le pidió que compusiera y esta le entrega un buen tocho que el hombre sacude alegremente, pidiéndole que escriba muchas más porque están en una batalla de números.

Cuanto más escriba, más posibilidades tendrán de ganar.



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