viernes, 24 de mayo de 2013

Semana entre japoneses, Lannister y problemas en los juzgados.

Ante todo, me gustaría comenzar esta entrada disculpándome con todos aquellos que leéis mis reseñas - o resúmenes, en los que voy contando qué ha sucedido en cada capítulo mientras los pongo a todos a parir - de la segunda temporada de UtaPri.

Soy plenamente consciente de que llevo un retraso bastante acusado porque ya hay tres capítulos en el aire que aquí ni habéis olido, ¡lo siento mucho! Pero, para ser sincera con todos vosotros, no cuento con el humor suficiente como para encarar las atrocidades cometidas en cada nuevo episodio de este particular anime... Al igual que tampoco tengo fuerzas para mirar ese par de siniestros ojos sin pupilas de mi querida Ojitos de Melón.

Aunque esto no quiere decir, por supuesto, que vaya a droppear este anime. No por falta de ganas, ya que cada capítulo es tan terrible que se auto-parodia a sí mismo, sino porque la verdad es que me doblo de la risa ante cada cosa que se les ocurre: no será tan fácil el deshacerse de mi látigo castigador.


A inicio de esta semana fue el cumpleaños de una de las personas más maravillosas que he llegado a conocer en esta vida: mi basura de bossu con complejo de ratón tsundere (nanodayo) ya tiene diecisiete años, y solo me queda esperar que este sea el primer cumpleaños de muchos que pasemos juntas.

Como - desde que nos conocemos, creo recordar - tenemos la curiosa costumbre de quedar todos los sábados sin falta, ese día fue el que encontré más conveniente para darle sus respectivos regalos: el primero fue un dibujo al estilo de Hora de Aventuras, que estaba sin terminar ni colorear porque no tuvo mejor momento que decirme que era vampiresa - o vampira, como sea - a las... ¿Una de la mañana? De ese mismo sábado, por supuesto, porque así es mi puñetero Boss.

El segundo dibujo que le regalé era exactamente igual de pequeño que el primero, aunque un poco más currado en cuestión de lineart y color porque no había tenido tanta presión para hacerlo como el de Hora de Aventuras. Era un pequeño Xanxus - con, aproximadamente, nueve años de edad - abrazando a un peluche de tiburón y dormido ~

¡Los otros dos dibujos que le di me gustaron mucho más que los primeros mencionados! Creo que ese es el principal motivo por el cual me digné a sacar el escáner para poder guardarlos también en mi ordenador.

Soy consciente de que mis habilidades a la hora de dibujar no son gran cosa; todavía cometo muchos fallos respecto a la anatomía y me cuesta muchísimo colorear como podréis ver en los rayones que hay.

En este primero, quise hacer algo que recordara vagamente a Junjou Romantica porque desde que supe la obsesión que tenía mi Boss por este anime no quería pasar la oportunidad de pode hacerle un regalo que tuviera un mínimo que ver con ello.

Las flores presentan la misma deformidad que el oso con el lazo rojo que tan raro me salió que está sujetando... Por supuesto, solo a mi me recuerda a Junjou.


Con los colores había intentado hacer una especie de guiño a una de nuestras parejas - NezuSi - pero, como es tonta, creo que le llevó unas horas darse cuenta.

Este me hizo odiar con toda mi alma el uniforme de Shuutoku, me supuso mucho trabajo el tener que dibujar las letras y números encima de la camiseta de tal manera que quedaran como si verdaderamente estuvieran impresas... Creo que más o menos da el pego, pero lo más importante fue que a ella pareció gustarle mucho así que me doy por satisfecha.

¡Gracias por ser mi luz, Midorín!


También le llevé un par de regalos materiales: un colgante con una rosa blanca y un corazón sin ningún significado en especial, que le compré solo porque me parecía bonito, y el famoso peluche de una rana - que, por supuesto, recibe el nombre de Kerosuke - que he buscado por tierra, mar y aire, recorriéndome Málaga entera hasta que finalmente acabó por aparecer.

Todavía me queda uno de sus regalos por terminar, pero para esto espero que tenga paciencia... Me resulta un poco complicado encontrar inspiración en esta época del año, y aunque sea una basura de boss, es mío y se merece lo mejor.


¡Empecé la semana yendo a comer con mi compañera de clase (Agus) a un restaurante japonés llamado Asakusa!

Nunca he sido una persona que le haga ascos a una comida solo porque su aspecto o ingredientes le suenen desagradables, por lo que para mi es un placer el poder ir a lugares nuevos para probar sabores diferentes de lo usual y con toda la emoción que para mi conlleva el ir a un restaurante nuevo a comer, estuve probando un entrante que era de lo más curioso... ¡No le hice una foto porque se me olvidó! Pero era como una especie de vaina que tenías que apretar para que salieran como guisantes de dentro, y aunque un poco pringosos, tenían un sabor relativamente bueno.

Me gustaba más comerlos por el hecho de tener que apretarlos para que saliera lo comestible ~

Una japonesa que no dejaba de sonreír en ningún momento puso unos cuantos claveles rosas dentro de un curioso jarrón que servía para aguantar la carta de vinos (y bebidas en general) que había en la mesa: Agus quiso tomar el menú A (con sushi) y yo el menú B (con tallarines y pollo teriyaki), así que empezamos a esperar la comida hablando de nuestras cosas.

¡No os podéis imaginar lo nerviosa que me puse cuando descubrí que los únicos cubiertos con los que contábamos eran los habituales palillos! Obviamente, como una buena fan del manganime que soy, llevo comiendo desde hace bastante con los susodichos como para tener el valor de decir que no sé, pero siempre una tiene mucha más seguridad con el tenedor (o cuchillo, o cuchara) de toda la vida al que está acostumbrada - como todo hijo de vecino, creo - que con unos cubiertos que no son los míos.

Agustina quería cambiar sus palillos con los míos, ¡pero no la dejé!


Tuve la suerte de que me tocaron de mi color favorito - ¡verde agua! Con unas bonitas flores en violeta - y no quería quedarme con los de ella, que creo recordar que eran naranjas.

Me hizo mucha gracia cuando Ja-san - la chica japonesa que nos atendía, a la cual llamaré así por comodidad - tomó las botellas de agua para servirnos a ambas en las copas de cristal que había dispuesto porque creo recordar que eso es parte del protocolo nipón que hay que seguir cuando estás en la mesa: no debes dejar que tu invitado de sirva a sí mismo, porque eso significa que no le prestas atención o algo por el estilo.


Nuestro primer plato consistía en una deliciosa sopa de miso que estaba ardiendo como si la hubieran sacado de las entrañas de un volcán en ese momento, ¡pero olía tan bien que no me resistí a probarla y quemarme la lengua en el intento! Tenía extraños tacos de color blanco flotando que, como no sabían a nada, determiné que era tofu.

Fue de lo más divertido comer con esa extraña cuchara negra, ya que - como nunca he sido una persona "sopera" - no suelo tener inclinación por pedir ese tipo de comida a los restaurantes orientales a los que voy: ¡mal hecho por mi parte! Porque estaba riquísimo, a pesar de que quemaba un montón.

El segundo plato eran los típicos rollitos de primavera con un montón de verdura que no me gustaba - ¡puaj! - y una salsa dentro de un pequeño recipiente que, como ahora os contaré, tenía poderes magnéticos.


 Creo que los rollitos de primavera que cogía Agus tenían un especial interés por bañarse en la salsa, ¡se cayeron como treinta veces! Por suerte no salpicó su propia camisa, y tampoco el mantel que teníamos debajo, porque lo que nos faltaba era quedar como unas guarras frente a Ja-san y sus honorables camaradas.

Lo único que me dejé fue el montón de pepinillo que había en el plato porque nunca ha sido una de mis verduras predilectas, pero me comí la zanahoria con complejo de flor y todo lo demás: la salsa magnética tenía que ser de tofu, porque como yo digo, si no sabe a nada tiene que ser tofu.

Aunque sabía qué era por mi amplio conocimiento dentro de series de manga y anime, nunca había tenido la oportunidad de probar el pollo teriyaki... ¡Y qué bueno estaba, madre mía! No sé exactamente cómo definir su sabor, pero bajo mi punto de vista tenía un leve toque dulzón que me hicieron tener ganas de chupar la cerámica del plato para poder saborear más de esa salsa.

...Me arrepentí de haber pedido tallarines, pero no porque tuvieran mal sabor, sino porque era una completa locura el tener que cazarlos con los palillos:

¡no me extraña que los japoneses estén tan delgados! Creo que hay que hacer gala de una extraordinaria paciencia para poder comer así, y te llena antes el tener que lidiar con los palillos antes que la comida misma.

(Aunque yo me quedé con las ganas de repetir pollo teriyaki ~)

El sushi que había pedido Agus tenía una pinta tan buena que no pude evitar sacarle una fotografía también; a mi me gusta mucho también pero opté por probar algo que no había tenido la oportunidad de degustar antes que una comida que ya sabía que me gustaba.

La presentación en una tabla de madera con la zanahoria con complejo de flor era muy bonita, ¿no os ha pasado que - en ocasiones - os da pena comeros vuestra comida porque es tan bonita que...?

A mi me daba ese sentimiento con la comida de Agus, aunque creo que no era compartida por ella porque se lo comió en un santiamén, así que una vez acabó pasamos al postre: una bola de helado de fresa que me recordó lo cría que soy frente a algunos de mis amigos a pesar de que tengamos más o menos la misma edad, ya que mi compañera pidió un café.


Después de haber llenado nuestra tripa con los respectivos menús y, por supuesto, de pagar el costo de cada uno de ellos, decidimos dar una vuelta por el centro de Málaga: deambulamos de un lado a otro en busca de algo entretenido que hacer, y como siempre nos encontramos una enorme cantidad de gays, hasta que finalmente llegamos a la tienda Disney que hay en el Eroski.

¡Odio ese lugar porque es perfección pura y dura! Hay un sinfín de cosas que me gustaría comprarme ahí dentro, pero todo es asquerosamente caro así que lo único que puedo hacer es llorar frente a la preciosa taza para cereales de Stitch que encontré, y cuyo precio no me atreví a mirar porque seguramente acabaría desmayándome del soponcio que podía entrarme.

De todas formas, cuando mi querida progenitora llegó a casa después del trabajo, le enseñé la taza que tanto me había gustado a ver si colaba como futuro regalo de futuro cumpleaños o futuros Reyes, ¡o futuro lo-que-sea-que-quieras-pero-que-sea!


He empezado - por fin - a ver Juego de Tronos.

Leo absolutamente todo lo que caiga en mis manos como un buen ratón de biblioteca ávido de conocimiento que soy, pero también tengo mis propias preferencias acerca de lo que más me apasiona leer y aquello que no me hace tanta gracia... Pero que, de todas maneras, acabo leyendo: la fantasía heróica es, sin lugar a dudas, mi género favorito.

No tengo motivos por los cuales presumir, ya que muchos de los que estéis leyendo esto tendréis más conocimiento que yo acerca de este género, pero considero que mi registro de títulos es medianamente bueno: desde el épico Señor de los Anillos que ahora todos veneramos hasta Reinos Olvidados, pasando por la gran mayoría de libros de Dragonlance y cayendo en mis manos también la triología de Malus Darkblade de Warhammer, que fue más por cariño al personaje que por amor a la saga.

Por supuesto, todos y cada uno de mis compañeros están posicionados dentro de una casa u otra: esto hace que cada vez que me decido a entrar en Stark, los restantes griten como locos, cada vez que digo de ir con los Lannister, vuelva a haber jaleo y que la única que se quede en silencio sea mi querida Yuuko, quién está con los Arryn por una razón que conozco a medias pero no comparto.

¡A este paso voy a ingresar en al guardia de la noche, me voy a ir al muro, y os van a dar por culo a todos!

Este miércoles fue el juicio que tenía mi madre contra la empresa de limpieza en la que trabaja, y la verdad es que todo salió bastante bien a pesar de que estaba nerviosa: como no podía ser de otra manera salió ella favorecida, y me ha hecho recordar el por qué quiero ser abogada... ¡Quiero que la gente deje de cometer tantas injusticias en el mundo solo por tener un poco de poder más que otras personas!

Pero tengo tanto miedo de que el tiempo perdido no haya servido para nada que quizás puede que no lo consiga, que yo no sea lo suficientemente fuerte como para hacer mi sueño realidad... Que no pueda hacer felices a esas personas que están esperando por un abogado que pelee por algo que ellos no pueden defender, y que aquellos que me quieren se sientan tristes o decepcionados conmigo.

Ahora sí que quiero que seas abogada me dijo mi madre, y aunque mi primera reacción fue bromear con ella (¿es que no querías antes, jodida?), por un momento sentí mucha envidia respecto a ese hombre que la había defendido: mamá, ¿de verdad crees que puedo lograr ser tan fuerte, y salvar a todas esas personas que necesitan de mi ayuda?

...Tengo miedo de cometer errores, mamá.

Siguiendo la línea de pensamientos desmoralizadores que parecen acosarme desde hace algunos días, quiero preguntarme a mí misma qué es lo que me está pasando ahora que parecía haber conseguido remontar de todos aquellos dolorosos momentos... ¿Qué sucede ahora contigo, Alba?

Pensaba que había conseguido entender que hay preguntas que no tienen respuesta, y que es imposible llegar a comprender qué fue lo que sucedió la primera, segunda o tercera vez porque - simplemente - no tiene una explicación razonable: egoísmo es la palabra que más encaja en la sucesión de hechos, y teniendo en cuenta la persona de la cual hablo... La verdad es que no debería sorprenderme a estas alturas, porque siempre ha sido esa clase de sucia alimaña que no tiene nada mejor que hacer con su vida que camuflarse entre grupos de personas con diferentes disfraces.

Esa es la razón por la cual no quiero derramar ni una sola lágrima más, porque no es una persona que merezca tanto reconocimiento como que un corazón partido a pedazos siga llorando la ausencia... Deseo pasar página de una vez por todas, para que la próxima vez que me busque a través de mi adorable Ros no pueda encontrarme: porque seré fuerte, tanto que nadie podrá detenerme y tú no volverás a alcanzarme.

Tanto Álvaro como yo comenzamos a morir cuando decidí que podía darte de nuevo la oportunidad de que caminaras a mi lado, olvidando tu verdadera naturaleza y cediendo a esa misericordia que no debería tener por gentuza como tú. Y no he dejado de culparme a mi misma durante todo este tiempo, ¡no me he dado un solo respiro en mi puñetera vida, porque soy tan estúpida que prefiero creer que no soy lo suficientemente buena antes de darme cuenta de las malas intenciones que tienen los demás!

Tú nos destruiste por tercera vez porque fui una gran estúpida y te di las armas necesarias para hacerlo, pero te aseguro que no habrá una cuarta porque entonces ya sería más que una tonta a la espera de que las cosas vuelvan a funcionar... ¿Recuerdas aquella vez que me preguntaste si realmente pensaba que era un monstruo, cómo había declarado, y me disculpé por haberme dirigido a ti con esas palabras tan crueles? No voy a retirarlo, porque tú eres algo que va más allá de la crueldad de los monstruos.

Haz un favor a la humanidad y muérete.

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