martes, 7 de mayo de 2013

[KnB] ~ Círculo perfecto (AoKise)


Advertencias: ¡Estamos de celebración! Así que, como es un día muy especial para el fandom que sigue a esta pareja, me perdonaréis la cantidad de Out Of Character que he metido sin querer.



★  ★  ★  ★  ★  ★  ★ ☆ 



Han pasado casi tres meses desde la primera vez que vio al rubio parado frente a la puerta del gimnasio.

Aomine recuerda a la perfección como los labios de su compañero de equipo estaban curvados en una sonrisa que no reconocía como la habitual - demasiado brillante, de todos modos, tanto que hasta le molestaba sin razón alguna - y la determinación impregnaba el aura que rodeaba al de ojos castaños.

Cargaba contra el hueco existente entre las costillas y la cadera una pelota de baloncesto que aún quedaba por guardar, y el de tez morena temió por unos momentos que el modelo fuera a cobrarse una justa venganza por la poco inocente alusión que había hecho al tamaño de su frente cuando había disparado accidentalmente el balón contra la cabeza de Kise.

Nunca admitirá que se asustó un poco. Ni que tampoco tenía una frente en la que podían aterrizar aviones.

- ¿Uno contra uno, Aominecchi?

Ninguna otra persona antes se había atrevido a acercarse al anotador estrella del mejor equipo de secundaria de todo Japón para pedirle jugar contra él, y por ese mismo motivo - porque ninguna otra persona había tenido antes las agallas suficientes para retarlo- fue por el que aceptó el que sería el primer juego de muchos.

Y, como cada tarde desde que había preguntado por aquel primer encuentro contra el que vestía el número seis, el alero volvía a bloquear la salida del gimnasio para retar al menor a un partido que sabía que no iba a poder ganar.

A veces, el chico de cabello corto es insultantemente rápido para su tamaño y no puede seguir sus pasos a pesar de que conoce sus jugadas de memoria, pero en otras ocasiones no puede evitar prestar más atención al movimiento que hacen sus ojos azules antes que a los de sus manos sobre el esférico que no tarda en atravesar el aro.

- ¡Una vez más! - exige el rubio, arrancándole a su compañero una genuina risa - ¿Qué pasa?

No puede decir que es temprano, pero el cielo aún no se ha oscurecido lo suficiente como para hacerles saber a ambos que ya es hora de dejar sus duelos personales de lado y volver a casa para tomar un merecido descanso por el esfuerzo que han puesto.

Tampoco ha vuelto Momoi con las bebidas energéticas que había prometido traer, aunque eso no termina de parecerle raro, puesto que la chica de cabello rosa es capaz de haber encontrado por el camino a cierto chico de cabello celeste y... Hay que ser un mono - con gafas, como Midorima - para no darse cuenta de lo que pasa ahí.

- ¿Qué harás cuando me ganes?

La pregunta de Aomine lo ha tomado un poco por sorpresa a pesar de que no es para menos, y el chico de cabello azul parece leer sus pensamientos porque una sonrisa arrogante no tarda en dibujarse sobre sus labios antes de botar la pelota contra el suelo un par de veces.

- Me refiero, en el hipotético caso de que seas capaz.
- Idiota...

El sonido del balón golpeando de nuevo contra la cancha tras haber anotado dos puntos a un marcador imaginario es quién apaga el insulto que ha salido de los labios del mayor, y aunque nunca se ha preguntado cuál ha de ser el siguiente paso - porque está planeado de tal manera que nunca tenga que dar uno - sabe bien qué responder.

- Entonces, será tu turno - sonríe, limpiando el sudor que se resbala por la barbilla - El deber de Aominecchi, desde ese día, será ganarme.
- Pero... - replica el menor algo confundido - Entonces nunca dejaríamos de jugar uno contra uno.

En respuesta, el chico de ojos castaños asiente con la cabeza y algunos mechones de cabello dorado se pegan contra la humedad de su - en absoluto aerodinámica, signifique lo que signifique eso - frente.

Y parece que la visión de su admirador, transpirando a causa del esfuerzo, junto a las palabras que prometen una eternidad en su compañía son motivo suficiente como para que los colores se le suban a las mejillas: tiene que admitir que la idea le sabe dulce contra los labios resecos, pero Aomine no es la clase de persona que dice esas cosas en voz alta.

Porque, para empezar, no debería de ser siquiera la clase de persona que las piensa.

- ¿Uno contra uno, Aominecchi?

La voz de Kise es inesperadamente suave en ese momento, y corresponde a la pregunta del chico del pendiente lanzando el balón con toda la fuerza de sus brazos - que no es poca - hasta él.

No le importa dar vueltas en círculo sin encontrar una salida cuando se trata de jugar contra el rubio.



★  ★  ★  ★  ★  ★  ★ ☆ 



¡Feliz día del AoKise (05/07) a todas aquellas adorables personas que shippean a este par de tontos! También a aquellos que todavía no han visto la luz, ya que algún día pueden cambiar de parecer y formar parte de esta gran familia con complejo de secta que no deja de llorar por los suelos ante el angst.

Pero quiero dedicarle esta historia a una persona muy especial para mi, ya que no hubiera surgido si mi culito blanco con acondicionador - Demicchi lo entenderá - no hubiera estado a mi lado.

Me gustaría decirte un montón de cosas, pero como soy consciente de que estoy alargando demasiado esta entrada, voy a hacer un pequeño resumen... ¡Jah! ¡Soy capaz de escribir algo acerca de estos dos que no contenga ni una gota de angst!

Bromas aparte, preciosa, muchas gracias por ser la perfecta Kise para esta Ahomine tan OOC pero que te agradece infinitamente el poder rolear con alguien con tanto talento como tú.

(Ahora me voy a intentar conciliar el sueño porque son las tres y media pasadas de la mañana, orz...)

No hay comentarios:

Publicar un comentario